15 enero 2010






un cajón, estoy fabricando para cuando muera,

a causa de un tumor que crece en mi espalda,

un cajón, con clavos salidos, pequeño y estrecho

para que mi cuerpo metan a presión.

me corten los brazos y las piernas

y me martillen el corazón

con clavos de dos pulgadas y media.

saquen mis ojos con un cincel calentado al rojo vivo

y mi boca y fosas nasales,

rellenen de aserrin y tierra de color.

que el funeral dure nueve meses

se toque música,

una intrigante melodía

monótona y aletargada

que por los parlantes chicharre

y haga bostezar y dormir a todos los allí presentes.

que persus nibaes secuestrado y maniatado

pronuncie un discurso

repleto de eruptos, peos e insultos

y mis amigos juegen rayuela junto al cajón

vestidos de guarda parques o niños exploradores.

se cabe un agujero de cinco y medio metros donde tiren el cajón

lo cubran con varias toneladas de mierda putrefacta

y sobre todo esto y junto a la lapida,

una flor marchita y un papel con tu mi nombre escrito en el .

27 mayo 2006



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HAUCAIMITTA

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En vísperas del otoño
cuando el árbol se despoja de su pomposa vestimenta,
se muestra desnudo y frágil,
libera su verdad autentica.
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Y cuando se extienden tardes grises,
alegremente melancólicas
y se despiertan otros colores,
otros sabores, otros olores.
No son necesariamente, atardeceres tristes
si no , mas bien, alegrías distintas
llenas de pensamientos diversos,
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el viento sopla
susurros melodiosos,
las hojas que caen
bailan una danza sigilosa,
pausada, armoniosa
casi como si el tiempo no existiera
aunque de tanto en tanto
se vuelve una danza tormentosa
caótica y ruidosa
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en vísperas del otoño
pues, entonces
no solo caen hojas
o los atardeceres se tornan melancólicos
si no mas bien
comienza a renovarse y despertar la nueva vida.
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